Sunday, December 18, 2005

Amalgama Incierta

La Amalgama Incierta fue escrita completamente en clase de Economía Colombiana. En Julio 29 de 1994, vísperas de una nueva crisis emocional, escribí en el cuaderno “Sin Título:” Era la primera parte. Una vez terminada coloqué, renglones más abajo, el subtítulo “Opinión:” y lo roté entre los compañeros más cercanos a mí. He aquí una relación de lo que ellos escribieron de esta parte:

Kathy: triste, pesimista.
Walter: loco.
Gloria: es como si no supieras dónde estás y lo que es peor, no sabés lo que querés; claro que yo no digo nada.
Claudia: falta de identidad.
Connie: bueno.
Martha Eliuth: es algo como angustioso, del querer ir más allá, saberlo y después contarlo.
Liliana: triste, sin esperanza.
Evelyn: es realista.

Este ejercicio me llamó la atención, pues expresaba lo que yo sentía quizás sin saberlo del todo.
Las siguientes partes fueron escritas a razón de dos por día, y siempre tuve la sensación de no lograr escribir una de ellas y fracasar en otra que prefiero no desenmascarar.
Esta Amalgama refleja el conjunto de todos los relatos de esta obra: sin sentido grupal y sin un norte claro; un norte que aún no veo.



AMALGAMA INCIERTA


Esta amalgama está elaborada bajo la base del amor roto, ausente; quizás sea esta la causa por la cual irremisiblemente falte una de sus partes y sobre otra de ellas. Pensar en sus palabras faltantes y sobrantes es sólo un arista más de su forma irregular, aquella forma que es un círculo vicioso que transforma y rompe.



I

Ayer partimos al viaje,
uno incierto y angustioso.
Hoy aquí entre esta armadura de madera me pregunto si algún
día llegaremos,
a dónde?
No lo sé.
Me siento MarcoPolo,
me sueño MarcoPolo,
pero seguro que nuestra grandeza no llegará a más de tres leguas,
no pesará más de un doblón.
Ni siquiera tendrán retratos de nuestras caras en el mañana,
ni tampoco acuñarán moneda con nuestro rostro,
entonces a dónde vamos?
Quizás a nuestro origen sin saberlo,
para qué saberlo si antes nunca lo supimos?
Creo definitivamente que sólo somos el entretenimiento con
el que juega la vida y la muerte,
la señora muerte,
la que seguro nos habrá de llevar,
inflando nuestras velas,
hasta su seno.
Estamos perdidos,
y ni siquiera la anhelada tierra de la que habla con fervor
el Capitán,
nos habrá de salvar.
Existe?
Dónde está nuestra otra orilla?



II

Hace cuatro días que me lleva la congoja.
Siento la impotencia de ver como todo un mundo se derrumba.
Ayer mis antepasados creyeron en este sitio,
en sus ayudantes,
en la escuela de artesanos.
Hoy,
yo creí en el mismo sitio,
transformado por la carrera loca del avance.
Aún a ratos me regocijo,
como antes,
al mirar a los trabajadores aportando su poquito de arena.
Pegando suelas de zapatos que ya no tendrán pies que calzar.
Pero no me puedo mentir!
Ya se siente la presencia de aquellos aparatos mecánicos.
La Revolución.
Las maquinas que sólo necesitan del soplo humano para arrancar
y no volver a parar jamás.
Pararán algún día?
El hombre es idiota,
día tras día agarra la pala y ahonda un poco más el hueco de su
propia tumba.
Acaso será este el purgatorio de Dante?
Quizás si,
Quizás no.
Quizás ni siquiera exista paraíso.
Quizás esta Revolución acabe algún día,
aunque con ella se lleve nuestras propias vidas.



III

Acabo de oír otra nueva explosión.
Hasta cuando aguantará mi cama?
Hasta cuando mi ciudad?
Maldita guerra que no respeta mi vida!
Quién le dio facultad a Hitler para disponer de mí?
A ratos escucho los gozques cada vez más cerca,
con sus grandes narices en busca de niños refugiados como
peces en peligro.
Imagino que en cualquier momento llegarán los Alemanes con
su halo omnipotente a sacar,
como lo hicieron con Julia, Andrea, Gregorio...
... nuestros cuerpos en ruina.
Llegaré a crecer como lo hizo mi padre?
Me llegará el mañana agarrado aún a esta cama?
Vienen los gozques,
suben los pisos.
Gritos desgarradores se escuchan.
Descubrieron a Jeremy, a Otto, a Anna...
Creo que ya están aquí.
Mis padres están tiesos hace meses,
pienso que muertos,
no lo quiero saber.
Estoy solo.
Están aquí!
A qué vienen?
Si debo haber muerto hace siglos.



IV

Es paradójico,
pero la vida que tanto quisimos nunca llegó.
Todavía hoy nos preguntamos dónde está?
Miro a mi alrededor y no veo nada,
no veo a nadie,
sólo unos cuerpos inconscientes que deambulan sin rumbo.
A la isla se la llevó el Demonio!
Debemos salir para luchar por volver a entrar.
Debemos nadar los que no aprendimos a nadar,
y gritar los que no tenemos ya lengua.
Esta noche salimos en un viejo remolcador de madera.
Esta noche nos encontraremos a muerte con la insensible
máquina de exterminio,
y sólo las manos del agua podrá salvarnos.
Para qué gritan los niños si el dios de barro no los oye?
Para qué hablan los inconformes si terminan fusilados?
Para crear vida donde huele a muerte!
Para eso!
Acaso parece poco?
Sé que el escribir estas líneas me convierte en suicida.
Y también sé que aquí,
sólo siendo suicida,
podré levantarme mañana y sentirme vivo.
Entonces puedo escribir estas líneas,
debo escribirlas!
Pues el papel es incorrompible,
al igual que la vida que nos acecha en el mar.



V

Al fin está!
El hombre tiene alas,
vuela emulando a los pájaros con su estupidez a cuestas.
No solo en mis diseños vuela el hombre,
también en mi imaginación.
Nadie ni nada sacará de mi cabeza:
El hombre vuela.
Ayer pinté un hombre volando y me dijeron:
Qué estúpido monstruo es ese!
Cuándo el hombre entenderá que todo el horror y el candor está
en sus manos?
Por qué se niega en afirmar su poder cuando se trata de amor?,
y se empeña en demostrarlo cuando se trata de muerte?
alguien respóndame por favor!
Saldré a cantar a los cuatro vientos que el hombre vuela.
Saldré volando incluso,
para acallar a los escépticos.
Entonces saldrán a la par genios inútiles a inventar la forma
de amarrarme a los pies,
cercenar mis alas,
y silenciar mi voz.
Saldrá la otra faz del hombre,
Caín,
El hombre que de seguro reinará por los restantes siglos.



VI

Vamos hacia la selva,
la Vorágine de mis sentimientos.
Huyo de mí mismo y de mi crimen.
Tengo sed,
sed de libertad.
Entonces a qué voy?
A ser esclavo de los caucheros?
A amarrar mi vida a unas reces negras?
Estoy encerrado en la manigua,
entre vida verde sin poder escapar,
con mis persecutores viéndome,
acechándome,
atrapándome con sus garras...
Anoche soñé que era un niño,
un lúgubre y triste niño,
enredado por mis poemas.
Con la muerte de mi madre en el parto,
como cargo eterno de conciencia.
Entonces despierto entre la selva sintiéndome el mismo niño,
con el mismo paradigma en mi conciencia,
con la misma muerte a cuestas,
con el mismo sinsabor de una vida fracasada,
llena de pesares y persecuciones.
Mejor dormir,
antes de perseguir la muerte en la vigilia.





Agosto 10 de 1994

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